Existe alegría entre canoeros y habitantes de las 14 comunidades que se encuentran en las márgenes de la represa Poza Honda, en el cantón Santa Ana, pues debieron pasar varios años para ver, nuevamente, el embalse libre de lechuguinos.
“Ahora ya da gusto andar. Y los turistas están llegando más para conocer estas bellezas naturales”, comentó Ángel Intriago, mientras transportaba a un grupo de visitantes a bordo de una de las 14 embarcaciones de la Cooperativa de Transporte Fluvial Poza Honda.
En estos días, el espejo de agua luce limpio y transportarse desde la zona alta de la represa hasta el puerto de Poza Honda es cuestión de máximo media hora; algo muy diferente a lo que ocurría hasta hace un par de meses, cuando el embalse se encontraba invadido de la maleza acuática también conocida como jacintos de agua.
“Esto para nosotros es algo maravilloso, de verdad, porque no pensábamos que esto se iba a dar. A veces teníamos que pasar horas en medio de los lechuguinos cuando hacía viento y nos quedamos atrapados”, manifestó Alexandra Vélez, quien vive en la comunidad San Gregorio y es usuaria frecuente del transporte fluvial.
Son varias las historias de personas que se vieron afectadas por esta problemática, ya que la construcción de esta represa, en 1971, dejó a centenares de familias aisladas y las canoas se constituyeron en su único medio de transporte, sobre todo en época de invierno.
En total se logró retirar 200 hectáreas de lechuguinos, mediante un trabajo conjunto entre el Gobierno de Manabí, en convenio con la Empresa Pública del Agua, comuneros e integrantes del gremio de los canoeros, gobiernos parroquiales de Honorato Vásquez y Ayacucho, y el GAD Municipal de Santa Ana.